La apuesta

Publicado en 18 junio 2009 por willyam

[b]El poker de los jueves era infaltable. 
Ese jueves toco en casa y no había forma de modificarlo o cambiarlo. 
Habíamos quedado, también, que ese día dormías en casa y ambas actividades se contraponían y me incomodaban. 
“ No te preocupes” me dijiste 
“Con el dormitorio y una buena película, me bastan” 
“Hagan lo suyo” fue tu ultima apreciación antes de cerrar la puerta y acomodarte en el centro de la cama. 
 
Todos fueron llegando puntualmente, como siempre. 
Ya estábamos los cinco y sin demora se repartieron fichas y cartas. 
Comenzó el juego. 
Pasaban las manos y mis fichas bajaban mas rápidamente de lo que subían. 
Todo siguió igual, hasta que llego el primer intervalo, que siempre era acordado de antemano. 
Cada uno se levanto por distintos motivos: una copa, unos pocos pasos, baño y demás. 
Aproveche y fui a verte. Aun veías TV. 
“Como vamos”,dijiste. 
Solo moví la cabeza para hacerte notar mi fastidio. 
“Tengo tu talismán” y con la mano indicaste que me acercara. 
Dejaste tus tetas al descubierto y ambas manos las juntaste logrando que ambos pezones quedaran uno a la par del otro. 
“ Besalos y mordelos, que te llenaran de suerte” 
Al hacerlo casi logre olvidar mi racha perdedora. 
 
Los murmullos que llegaban desde la mesa indicaba que se reiniciaba la partida 
Las rondas pasaban y mis fichas disminuían. Necesitaba mis diez minutos de suerte para poder continuar, aunque más no sea hasta el final de la partida. Tardaban en llegar. 
Sin que nadie te escuchara apareciste parada bajo el marco de la puerta, enfundada el una larga camiseta de algodón, que claramente dejaba notar tu desnudez debajo. 
“Perdón, necesito tomar algo fresco” y te encaminaste ala cocina, sintiendo la mirada de todos en tu espalda. 
Volvieron a correr las fichas y al volver de la cocina, casi nadie se percato de que detuviste y te arrodillaste junto a mí silla. 
Al ver mis pocas fichas, supiste que seguíamos mal. Tus ojos brillaron para alentarme. 
Doblo la apuesta, se escucho. Mire mis fichas y me di cuenta que no cubría la doblada. 
Antes de que alcanzara a decir paso, te arrimaste a mi oreja y me dijiste: “ Soy tu ficha ganadora” 
El demorarme en contestar, sirvió para que todos se percataran de tu presencia y volaran nuevamente las miradas sobre tu cuerpo 
“ Besos de mi mujer para el ganador, cubren la apuesta?” pregunte y al unísono todos asintieron con la cabeza. 
Ganamos la mano y la apuesta para mi alivio. 
Siguieron las rondas y note que todos se habían acomodado y erguido sobre sus sillas, presintiendo de que se iba a poner muy interesante la partida. 
La mano ganada no logro cambiar la racha anterior. 
Las apuestas subían y me veía obligado a pasar por mi escasez de fichas. 
Al mirarte, alcance a leer tus labios que decían 
“Apostame, soy una ficha de las grandes” 
Corrió una mano de apuestas mas elevadas que lo habitual y antes de que llegara mi turno de responder alguien dijo “ Esto con besos no lo cubrís” 
Tenia buen juego y presentía que podía ganar 
“ Sino no son besos, que cubre la apuesta” dije 
Mi compañero sentado frente mío, que ya se sentía ganador, mirando alternadamente sus cartas y tu boca dijo 
“La lengua de ella sobre la pija del ganador hasta ponerla dura” 
“Aceptamos” dijiste mirando mis cartas 
demás esta decir que quien había formulado la apuesta, gano 
El resto decidió que se continuara la partida , mientras vos pagabas lo apostado. 
Al mismo tiempo que se repartían cartas, cruzaste gateando por debajo dela mesa, hasta quedar frente de la entrepierna del ganador. 
Mientras por encima de la mesa se escuchaba el ruido de las fichas, por debajo se encontraban tu boca y la pija de mi amigo, que había salido rápidamente para cobrar su apuesta. 
El cobro fui rápido porque en pocas succiones tus labios lograron ponerla extremadamente dura. 
Gateaste nuevamente a mi lado y todos supieron que la apuesta estaba pagada por el brillo de tus labios. 
Las apuestas comenzaron a subir mas que por el juego que se presentaba en la mesa sino para que yo no alcanzara a cubrir con las fichas que tenia en mis manos. 
Todos querían ganar su juego y elevar la apuesta. 
Fichas de las grandes aparecieron en el centro dela mesa y al ver que no retrocedías, no solo me armo de coraje para aceptar sino que también me excito. 
Con que cubro?, pregunte. 
Tu mujer desnuda sobre la mesa, con sus piernas abiertas y alternadamente la lengua del ganador y su seguidor hasta enrojecerle el clítoris, fue la respuesta. 
Estábamos lanzados y asentí para que se mostraran las cartas. 
Te diste cuenta que mi juego nunca podía ganar y que solo quería verte y que te vieran desnuda sobre la mesa. 
Antes de que se diera vuelta la ultima carta, ya estabas parada y sacándote la insinuante remera de algodón. 
El ganador de esa mano ya había retirado la silla para dejarte subir a la mesa. Antes de gatear hasta el centro de la mesa, metiste tu dedo índice en mi boca, lo llenaste de saliva y abriendo tu concha con tu otra mano, untaste tu clítoris para darle una presencia brillosa. 
Ya de espaldas sobre la mesa dejaste caer tu cabeza por el borde y abriste maravillosamente tus piernas, ofreciendo tu hermosa concha al ganador. 
Se inclino sobre tu entrepierna, apoyando su frente en tu vientre. Con su lengua empezó a recorrerte cada pliegue, deteniéndose sobre tu clítoris, haciéndolo vibrar con rápidos lengúetazos. Cada tanto llevaba parte de tus jugos hacia el interior de su boca. 
Tus pezones hacían que no pudieras disimular tu excitación. 
“Mi Turno”, dije quien había resultado segundo pero también ganador. 
Los labios de tu concha brillaban por la saliva dejada por la anterior boca, lo que la hacia mas apetecible. 
La segunda lengua entro directamente a la profundidad que juntamente con su labio apoyado en tu clítoris , te hicieron tensar y me miraste a los ojos para dedicarme la leche que te comenzaba a salir. 
Apretaste los muslos tratando de que esa lengua fuera lo mas adentro posible. 
Cuando volviste a abrir las piernas ambas lenguas de los ganadores estaban jugando en tu interior, poniendo extremadamente roja toda tu vulva. 
Casi como si fuera el compás final tomaste tus pezones y los excitaste para ofrecerlos a quien nos habíamos quedado afuera del festín. 
Decidiste que la apuesta estaba paga y bajaste despaciosamente dela mesa, para que todos te viéramos y de esa manera contribuir a poner mas duras las cinco pijas de la mesa. 
“Prosigamos el juego” alguien dijo 
Te volviste a ubicar a mi lado, pero esta vez tu mano se apoyo sobre mi pija, por sobre el pantalón. 
Tu sonrisa me decía que no parabas de imaginarte las cinco duras pijas. 
El juego prosiguió y mi suerte no cambio. 
El tiempo pactado de juego iba llegando a su fin. Estire mis fichas para llegar a las dos ultimas manos, que como era costumbre se apostaba muy fuerte. 
En la ultima mano casi la totalidad de las fichas fueron al centro de la mesa. 
Un leve apretón de la mano que estaba sobre mi pija, dio el consentimiento de tomar la apuesta. 
“ Creo que mi mujer alcanza y sobra para cubrir todas las apuestas” dije 
“ Si, pero sin limites sobre ella” fue la respuesta 
Pedí mis dos ultimas cartas tratando de al fin mi suerte cambiara. 
Nada de ello sucedió. Mi suerte estaba ausente esa noche. 
Te mire y creo que por el brillo de tus ojos estabas contenta por mi falta de suerte. 
Buena partida alguien dijo. 
Contemos y paguemos las deudas, dijo otro 
Como no tenia fichas por contar, me dedique a besarte profundamente. 
Mi mano llego a tu entrepierna estaba absolutamente cálida y mojada 
Mis compañeros ya habían establecido el orden de sus ganancias y se habían alineado en por orden para cobrar sus deudas. 
Las cuatro pijas duras, antes por vos imaginadas, ya estaban en la palma de cada uno de sus dueños. Cada uno intentaba de ponerla aun mas dura. 
El primero tomo tu cabeza con ambas manos y apoyo una corta pero gruesa pija en tus labios. Tus labios se separaron lo suficiente para ir comiéndola despaciosamente. 
Tu lengua giro sobre su cabeza y sin mas desapareció totalmente en el interior de tu boca. 
El resto , incluso yo, formo un circulo a tu alrededor. 
Luego de dos o tres engullidas sobre la primer pija, pasaste a la segunda. 
Hiciste el mismo trabajo sobre ella, solo que esta vez ibas preparando la siguiente con tu mano, para que cuando llegaras a ella estuviera extremadamente dura. 
Y así pasaste por la tercera y fuiste a la cuarta. 
Te detuviste allí un instante, porque era inmensa. 
“Este debe ser trabajo especial” dijiste. 
Abriste toda tu boca logrando comer toda su cabeza roja e hinchada. Apoyaste débilmente tus dientes en su base y comenzaste a dirigirte hacia la punta, mientras jugueteabas con tu lengua en su orificio. 
Cuando tus dientes llegaron al extremo, abriste aun mas tu boca y comenzaste a tragarla. 
Creo que pudiste comer solo hasta la mitad del tremendo miembro, En ese momento pensaste que si bien no entraba toda en tu boca, tu concha se encargaría de comerla enteramente. 
 
Logre ver en ese momento que dos gotas de tu leche se deslizaban por tus muslos. Brillantes y espesas. 
 
Fui el ultimo en recibir con mi pija a tu boca. 
Venia ya con los labios gruesos y elásticos. 
Me la chupaste magistralmente ,como siempre, haciéndome morder los labios para poder contenerme y no llenar tu boca con mi leche. 
Como conocías mi ritmo , te retiraste justo a tiempo. 
 
Antes de pararte, volviste a pasar por cada una de esas pijas, que latían pidiendo mas. 
Con tus dedos fuiste sacando una a una las gotas de leche que asomaban en el extremo de cada miembro, y las fuiste poniendo en tus pezones, logrando hacer una extraña crema que alcanzo para desparramarla en toda tus tetas. 
Parada al borde de la mesa, abriste tus piernas y te inclinaste hasta que tu torso quedo apoyado sobre el paño de juego. 
 
Tus pezones sintieron el frío del nácar de las fichas, al apoyarlos en el centro de la mesa. Se tensaron aun mas. 
 
Tu cola había quedado parada y expuesta. La apertura de tus piernas dejaba ver ambos agujeros. 
Ninguno de nosotros dejaba de pajearse, para mantener la dureza hasta que llegara su turno. 
“Todos, y de a uno, vayan entrando” dijiste 
La primer pija se apoyo en la entrada de tu concha. Abriste aun mas tus nalgas con las dos manos y con un solo empujón los huevos de mi amigo chocaron en tu cola. 
Empezó la batida, iba y venia masajeada por los músculos de tu vagina. 
Tus tetas hacían deslizar las fichas hacia los costados , las cuales hacían un sonido cascabeleante, que hasta parecía que ellas también disfrutaban de tu cuerpo. 
 
Tu decisión fue de que cada uno que fuera cogiendote, no se retirara hasta depositar toda su leche en tu interior. 
Así fue que sentiste la primera expulsión dentro tuyo. Apretaste tus labios para que cuando saliera esa pija, no se escapara una gota. 
La segunda pija entro deslizándose con facilidad entre tus canales húmedos. 
La altísima excitación que llevaba ese falo, le jugo en contra y en dos embestidas estaba chorreando leche adentro tuyo. 
Sin darle tiempo a que se cerraran los labios de tu concha enrojecida, entro la tercera pija, que a diferencia de las otras te exploro lentamente. 
Se retiraba hasta el comienzo de tu canal y volvía a entrar de manera mas lenta que la vez anterior. 
 
Esto te dio tiempo para lograr extender tus brazos sobre la mesa y que quedaran expuestas tus hermosas tetas, que vibraban ante cada empujón sobre tu cola. 
 
Cada tanto girabas la cabeza para lograr verme. 
Apenas movía mi mano sobre mi pija, lo cual bastaba para mantenerla tensa y erecta. 
 
Mis dos amigos que ya habían acabado en tu interior, al ver aparecer tus tetas despegadas del paño, no resistieron y se abalanzaron uno sobre cada una de ellas. 
Al mismo tiempo que tus pezones eran engullidos, la tercera pija estallo dentro tuyo. 
Tu concha empezaba a estar colmada porque hilos de semen corrían por la parte interior de tus muslos. 
 
Al verme que yo no me había movido de mi lugar, supiste que la pija que pugnaba por entrar era el tremendo pedazo, que no habías podido domar con tu boca. 
 
Hiciste apartar a todos y elevaste tus caderas poniéndote en puntas de pie. Estabas completamente lista para recibir y amansar semejante miembro. 
 
Con un gesto me indicaste que me pusiera frente a tu rostro. Nuestras bocas quedaron a escasos centímetros. 
Pude ver como crecían tus labios a medida que “esa” pija iba entrando 
Se volvieron irresistiblemente carnosos y redondeados. 
 
Casi lograba escuchar una especie de chapoteo, producido por ese miembro al entrar e ir desplazando las anteriores leches allí puestas. 
Supe que habías logrado recibirlo de manera entera cuando abriste tu boca y lanzaste un delicioso gemido orgasmico. 
 
Cerraste tus músculos e inmovilizaste esa pija en tu interior. 
Con la danza de músculos de tu vagina, lograste hacer acabar ese miembro que expulso una cantidad de leche, proporcional a su tamaño. 
 
“Estoy colmada y rabalsante lo que indica que es tu turno” me dijiste 
 
Me pare detrás de ti, tome con firmeza tus caderas y apoyando mi pija en el comienzo de tu cola, la fui dejando deslizar hasta que encontrar esa cavidad colmada y latiente. 
Mi cabeza comenzó a abrirse paso entre tus pliegues y a medida que iba buscando tu interior, hacia que tu concha colmada fuera desbordando y esas leches que habían estado llenándote, fueran chorreando abundantemente , hasta cubrir todo el largo de tus hermosas piernas. 
Cuando sentí golpear mi pelvis en tu cola, cambie la posición de mis manos , que tomaban tus caderas ,para llevarlas hasta tus tetas y envolverlas de manera tal que tus pezones latieran sobre mis palmas. 
Danzamos coordinadamente durante largo rato, hasta que supe que me corría. 
 
“ Tu leche por la mía” dije. 
 
Y así entre excitadas y apretadas risas . nos brindamos leches calientes y espumantes, hasta que todos los músculos de nuestros cuerpos quedaron relajados y acariciándose en su flacidez.. 
 
En definitiva creo que al final, ganamos la apuesta.[/b]